Mi buen amigo Francisco, a quien estimo, respeto y comparto muchas cosas a pesar de nuestra diferencia de edad, escribió esto en su Facebook, lo cual apoyo y comparto con todos ustedes:
"Desgraciados los del Hospital General. Mi hija se zafó un brazo y, como llegó en el cambio de turno, tendría que esperar una hora para que le sacaran una radiografía. El cambio es a las 8 de la noche, sin embargo, en lo que platican y se acomodan, atienden hasta las nueve. Afortunada, pero malamente, gracias a una pequeña influencia, la atendieron más pronto que ligero.Esa es nuestra realidad. No importa el PRI, el PAN, el PRD, el PVEM, etc., porque han sido parte de lo mismo. Somos todos los mexicanos maleducados y corruptos. Desde hace 40 años, sé positivamente que hay que tener cierto tipos de amistades para poder obtener una vida decente y regularmente cómoda: un diputado, un funcionario, un judicial, una abogado y un médico conocido, o, cuando menos, un conocido con esos conocidos, porque si no la justicia, el derecho, la ley, la atención, la salud, el respeto no se obtienen como parte de la tan traída y llevada "democracia". Estamos como estamos, porque somos como somos. ¡Cambiemos!"
Espero que esto no nos extrañe, ya que por más es cierto, a mi me tocó ir a donar sangre para la operación de mi abuelita Olga, llegué a las 8 de la mañana, la verdad no sabía ni por donde ir, ni con quien preguntar, pues cuando entras dan por hecho que uno sabe el movimiento de la institución. Para mi buena suerte encontré a la hermana de una de mis mejores amigas en la prepa y la saludé, mi sorpresa y tranquilidad llegó cuando me dijo que laboraba en dicho edificio.
Ni tarde ni perezoso le expuse mi situación, en menos de 20 minutos había yo pasado a la preevaluación, ah sí, porque para donar sangre, yo no ignoraba hay 4 filtros, preevaluación, evaluación, toma de muestra y la donación. Llegando ahí el doctor en turno me hizo una serie de preguntas, las cuales creo que pasé, lo malo vino en cuanto agarró mi enclenque brazo y revisó mis míseras venas:
-Uy, no mi estimado, no se va a poder, sus venas están muy delgadas y lo podemos lastimar, ademas con la aguja se esconden.
Yo no sabía que las venas tenían vida propia. ven a la aguja y chin, escóndanse antes que las piquen! A lo que le contesté:
-O sea, que no voy a poder donar, entonces ¿cómo le hago? (le expliqué el caso de mi abuela).
-No pos, tráigase unos amigos.
Me dije yo en mis entrañas: no manches, onde va a creer el doctor, los llevo a estos mis compas, muero de cirrosis mi abuela, puros bolos son).
El caso es que me dijo:
-Haga usté ejercicio, de esas lagartijas, con eso se ponen gruesas las venas, venga usté dentro de unso 6 meses acá lo espero.
Hágame usted la buena, eso de hacer ejercicio nunca se me ha dado y por lo que veo lo de donar sangre tampoco, así tuve que regresarme a mi casa tristemente sin poder hacer nada. Mi conocida solo me sirvió para que su compañera de trabajo, que minutos antes había invadido la sala de espera con el olor a tamales, me vendiera unos de chipilín muy buenos, imagínense en ayunas y con esos olores todos los que estamos en la sala de espera, no hay derecho, dijera Cantinflas.
Así que cuando me fui un señor que me vio con mis tamales se me acercó, pensé que me preguntaría por la comida de entre mis manos y no, me dijo:
-Oiga, usted vende la sangre o la dona.
-No pos la sangre, la dona ni de chiste.
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