Llega el momento en todo noviazgo en que la petición de mano es algo muy
bonito e importante, pero que pone a todo mundo nervioso, sobre todo
¿quién creen?, los novios no, ellos ya están pedidos y dados... La mamá de la novia nerviosa de a madre:
—Ay, a ver, a ver, como vamos, ¿qué les vamos a dar ahorita
que vengan estas personas? ¿Ya compraron botanas? Puros cacahuates… ya ni la chingan, ni
que fueran changos, hubieran comprado una cosa más… y mira nomás como está el
sofá de la sala, te lo dije que lo tapizaras, mira nomás el agujerón que tiene
ese sofá, te me sientas ahí mijito.
—Yo no quería estar…
—Te sientas ahí, y no te mueves, ahí te sientas, porque si
se sienta la consuegra con las nalgas que tiene se agarra algo con el resorte,
no, no, me van a querer cobrar el vestido, no, señor.
La mamá del novio, también viéndose en el espejo.
—Ay, mijito, me hubieras dicho con más tiempo pa ponerme a
dieta porque mira nomás como me queda este vestido… se me ven las lonjas…
Y el
marido:
—Nomás con ese, ¿o qué?
—No, pero me hubiera gustado uno negro, porque con este se me ven más las lonjas, este color no me
favorece… dicen que el negro adelgaza…
—¿Cuál pinche negro? —El marido.
—El color… negro, el color…
Y ya tiene que ir a comprar vestido nuevo para ir a pedir a
la nuera, wey, y otro más nervioso, el papá de la novia, no,
no está nervioso, ta encabronado, como no lo quiere, ya ves:
—Mijita, ven para acá, a qué horas van a venir estas
personas…
—Ahorita en una hora…
—¿Tas segura que te quieres casar?
—Sí
—Porque si no te quieres casar, me vale una chingada, los
corro a chingazos de aquí, que...
—Ya no hagas panchos, papá, ya sí.
Ella sabe que ni los corre y es puro hocicón, pero la hace
de pedo…
—Sí, porque yo lo mato y la chingada…
A quien chingaos matas wey, sí, sí, andan matando un chingo y no controlan a su vieja, inches viejos, andan matando a sus consuegros, yernos y demás, mira,
mira… Todos esos que:
—Yo, que lo agarro a chingadazos…
Y su vieja:
—Cállate el hocico…
—Sí, mi amor…
Mmm que la chingada... pero bueno, el más nervioso es el papá del novio, porque él, él sabe a lo
que va… apenas va a tocar la puerta y voltea a ver a su hijo:
—Chingada madre, ah, cabrón, y pensar que le tengo que decir
que eres trabajador de a madre… que ganas un chingo de lana, que no tienes
vicios, mira nada más la cara de huevón que tienes… de plano mijito, corre y dale una vuelta a la
manzana pa que llegues sudado y decir que vienes de trabajar… algo, algo, que
se te note, algo…
Y en la petición de mano es bien bonito porque tocan el
timbre y pos, los consuegros que nunca en su vida se han visto.
—Buenas noches, consuegra…
—No, pásele ahí ta la señora aquí adentro.
Chingue su madre, la primera metida de pata, desde ahí valió
madre.
Por fin entran a la sala todos serios:
—Mucho gusto…
Y los papás del novio volteando a ver toda la casa como diciendo:
—Pos aquí caben gorda, ya nos salvamos, sí, sí, en la casa no, aquí que los
aguante el consuegro y a la chingada, porque yo no tengo para el enganche de
una casa…
Ah, y que tal cuando uno, como futuro yerno, tienes que
tratar de quedar bien con tus modales y traes unas ganas de echarte uno, no
mames, es de la chingada, como te lo tiras… enfrente tu suegra, a la derecha tu
suegro, a lado tu novia y a la izquierda Fermín, tu cuñadito y debajo de la
mesa de centro, Fufu, el perro de la casa…
Tú de wey te echaste unos frijoles charros en la mañana y ni
te acordabas que ibas a pedir a tu novia… y pos como sabemos lo frijoles tiene
una peculiaridad, los comes por la mañana y en tarde levitas…
Y todos están platique y platique, puras cosas que no se
tienen nada que ver con la boda… a poco no, que la princesa de Mónaco, que si
el Mónaco de la princesa, y en eso el primer cólico, porque avisa… (ay), y el
primero lo controlas, más o menos aprietas un poquito los dientes, y no hay
purrum, pero el segundo… el segundo ya es más violento, ya tiene que apretar
con el codo, (ay)…
Y mira, si tú supieras que va a salir sopladito, bueno, qué
puede pasar, (puz), lo único que puede pasar que huele muy mal… nomás le echas
la culpa al de junto, te le quedas viendo con cara de que poca madre… y sin
deberla ni temerla, el wey va a salir morado de ahí...
Pero qué tal que venga con toda la orquesta, no puedes, ¿no?
Y tú ya en el quinto cólico, ahí estas de rodilla doblada (ay), te levantas y
empiezas a caminar muy apretadito.
Y te vuelves a sentar… en ese momento valió
madres, se te sale… al menos no se oyó, pero como hiede… nomás ves las caras de
tu suegra… y diciéndole al perro.
—Fufu, Fufu, sálte de ahí…
Y al ver la cara de tu suegra sufriendo y que le echa la culpa al
perro, eso, no tiene precio, vas por el segundo, con toda la confianza del mundo…
(puz).
—Fufu, Fufu, ya te dije que te salgas de ahí…
Tu feliz, el tercero y con premio... ya no te gustó…
—Fufu, Fufu, sálte de ahí… ándale salte ya, (y lo corre a
patadas), no te vaya a cagar este cabrón…
Total que siguen platicando, puras pendejadas… que cómo vieron a la selección que se coyolió a Trinidad y Tobago y la chingada, que el Chicharito metió dos goles… que si estará bien una mujer de presidente, que si vino el Papa… puras pendejadas que no tienen nada que ver con la boda… Hasta que
el papá de la novia que toma aire dice:
—Ah, bueno pues... a que debemos el honor…
Como se hacen pendejos, pos ya saben a qué van, y el papá del
novio que ya se tragó toda la botana y el whiskey:
—Bueno, pues, (jum), venimos pos a platicar con ustedes, ¿no?
—¿A platicar? ¿Y para eso tanto show?
—No pos, es que los muchachos, pos este… ya ve cómo se quieren verdá… y pos ya tienen
tiempo y este… (jeje), a su hija la queremos como una hija, está… ay ¿cómo te
llamas mija, chingao? Este, son los nervios, pero la queremos mucho, y este, y
usted no va a perder una hija si no a ganar un hijo, y pos ellos se quieren y
pos usté sabe ¿no?
—No, no sé…
—No sabe, bueno, cómo le diré… nosotros venimos pos a pedir
la mano de su hija, con todo lo demás, que tiene detrás de la mano, verdad…
brazo, espalda y nalgas de una vez, verdá, pos todo, pos el muchacho ya de la
mano está harto y ya quiere todo.
Y voltea el señor con el joven y dice:
—Bueno, ¿ya vio a mi esposa?
—Señor, es lo que tengo miedo, que en el futuro se vaya a
parecer a ella.
—No, no, no, que si ya habló con ella…
—Ah, sí, sí señor.
—Y ¿cómo cuánto gana usted, más o menos al mes, para ir
manteniendo una familia?
—Bueno, pos yo cuento con… 25 mil pesos al meses.
—Ah, muy bien, muy bien, 25 que usted gana y 25 que gana
mija, son 50.
—No, no, no, no, yo con esos 25 estoy contando… y no me haga
tanta cuenta, porque yo con mucho dinero me pierdo, yo me conozco, yo me
conozco.
Total que tienen que acceder a los caprichos de la hija y ni modo, a casarse, eso sí, primero por el civil, pero eso continuará...
Como contacto a daniel paniagua?
ResponderEliminardankedd@gmail.com ahi cualquier cosa
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